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Bingo Maracaibo quiso apostar a ganador y perdió hasta la camisa

Desde que abrió sus puertas a mediados del 2004 el Bingo Maracaibo fue una especie de marcapasos que reanimó el corazón de 5 de Julio, infartado por el boom de los malls en la ciudad, pero en abril de 2011 una decisión gubernamental proscribió la operación de bingos y casinos en todo el país sumiendo al enorme cajón azul de las avenidas 9 y 9B en un estado de coma agravado por disputas legales entre la operadora del local y los dueños del terreno.

Durante siete años, esta máquina de hacer dinero fue el refugio habitual de abuelitas y almas solitarias que pasaban sus mañanas y tardes depositando dinero y esperanzas en las máquinas tragamonedas. La concurrencia aumentaba en horas del mediodía gracias a una variada y accesible oferta gastronómica que acaparaba a los trabajadores de empresas y comercios aledaños, pero al caer la noche espectáculos musicales y shows de diversa índole se combinaban con el frenesí de las apuestas y rumbas hasta el amanecer.

La casa pierde

La fiesta ludópata que proliferó en la ciudad durante las gestiones municipales de Giancarlo Di Martino, Manuel Rosales y Daniel Ponne, llegó a un final abrupto el 12 de abril de 2011 cuando salió publicado en Gaceta Oficial N° 39.654, la providencia administrativa DE-11-011 de la Comisión Nacional de Casinos, Salas de Bingo y Máquinas Traganíqueles.

La normativa que establecía las regulaciones para la prevención, control y fiscalización de los delitos de legitimación de capitales y financiamiento de terrorismo en los casinos, salas de bingos y máquinas traganíqueles, marcó el cierre de establecimientos en todo el país y particularmente en la capital zuliana afectó a los casinos de los hoteles Maruma y del Lago, así como a los bingos Seven Star, Costa Verde, Palace, Royal y Maracaibo.

Durante varios meses la medida provocó las protestas de miles de empleados directos que quedaron sin trabajo, mientras que los propietarios y operadores intentaron con poco éxito reconducir los negocios hacia otras actividades, para evitar perder las gigantescas inversiones hechas en los locales.

Fue en este contexto que el Bingo de Maracaibo, operado por Inversiones Recreativas Occidente, C.A. (Iroca), aprovechó que las salas de eventos ubicadas en la parte posterior del complejo contaban con entrada independiente, para seguir operando como sede de conciertos y espectáculos diversos. El estacionamiento cercado con vigilancia también fue subarrendado para el uso de empresas cercanas que carecían de tal infraestructura.

Todo o nada

A pesar del pequeño aliciente que brindaba cierto flujo de caja a Iroca, las cosas estaban por complicarse aún más para la empresa representada por Ramón Alfredo Chacare Calderón (según consta en el contrato de arrendamiento firmado ante la Notaría Octava de la ciudad el 13 de agosto de 2003).

En octubre de 2014, la sociedad mercantil Zuliana de Cal, C.A. (Zucal), dueña del terreno de 10.000 m2 donde funcionaba el bingo, interpuso una demanda de resolución de contrato de arrendamiento contra Iroca, la cual fue admitida por el Juzgado Cuarto de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial de la región.

Tras una recusación del juez por parte de los demandados, el expediente fue reasignado y admitido en el Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil del Zulia en marzo de 2015 y en septiembre de ese mismo año se obtuvo un fallo favorable a la parte demandante, en la que se le asignó la propiedad de las bienhechurías efectuadas por Iroca en el terreno.

Según declaraciones públicas aportadas tras el fallo por el abogado Javier Manstretta Cardozo, representante legal de Zucal, Iroca pretendía abrir una casa de apuestas denominada “El Coyote” en la sede de 5 de Julio entre 9 y 9B, a pesar de que la misma había sido clausurada por orden de la Comisión Nacional de Casinos y Bingos, adscrita al Ministerio de Interior y Justicia.

Adicionalmente denunció que la operadora había obtenido permisos municipales y tributarios para la nueva actividad, lo cual era legalmente inviable, ya que para ello debía presentar un contrato de arrendamiento vigente y el de Inversiones Recreativas Occidente, C.A. se encontraba vencido y sin renovación desde agosto de 2014.

En este sentido Manstreta acusó a los ex arrendatarios de ser “invasores” y estar “en desacato” por no haber entregado el terreno, tal como lo ordena el fallo judicial del 28 de septiembre de 2015. “Aunque por fuera pareciera un lugar abandonado, por dentro están haciendo la remodelación respectiva para que funcione de día como casa de apuestas y de noche como una discoteca”, detalló el jurista.

Apostar y perder

La batalla legal continuó escalando de instancias hasta que en abril de 2016 Iroca interpuso un recurso ante la sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, alegando que fallos previos presentaban vicios que lesionaban los derechos de la parte demandada.

Tal como se evidencia en el expediente AA20-C-2016-000440 del TSJ del 11 de noviembre de 2016 se declaró “sin lugar” el recurso intentado por Iroca. La ponencia de la magistrada Marisela Godoy Estaba detalla que el contrato de arrendamiento suscrito entre las partes expresa en las cláusula primera (parágrafo único) y octava que una vez vencido el contrato, la disposición del terreno y las bienhechurías quedarán a potestad del arrendador.

En lo concerniente a alteraciones u modificaciones, la cláusula octava del contrato reza que “LA ARRENDATARIA podrá realizar modificaciones permanentes en el inmueble arrendado pero necesitará el consentimiento expreso, previo y dado por escrito por LA ARRENDADORA, y en caso de que lo diera, dichas modificaciones quedarán en beneficio del inmueble sin que LA ARRENDADORA tenga que pagar nada por ellas (…) Los trabajos de remoción y reparación, deberá efectuarlos LA ARRENDATARIA dentro del término de los 6 meses posteriores a la finalización del contrato o de cualquier prórroga que hubiese (…)”.

Fuentes municipales confirmaron que tras la decisión del supremo, así como las denuncias públicas hechas por la representación legal de Zucal, la Alcaldía de Maracaibo revocó a finales del 2016 la licencia de licores que había otorgado al sportbook y la discoteca proyectada por Iroca.

Hoy el edificio luce sucio y deteriorado tras años de descuido por parte de Iroca. En lugar del vistoso letrero de neón y luces parpadeantes que recordaban a Las Vegas, solo queda una santamaría grafiteada que da la bienvenida a las miradas lastimeras de los peatones y conductores que desfilan frente a la estructura, pero todo eso está por cambiar.

Tras la publicación de este reportaje miembros de la familia Pardi, propietaria de Zucal, informaron que hace aproximadamente seis meses la Comisión Nacional de Casinos y Bingos retiró unas 570 máquinas tragamonedas del recinto y desafectó la edificación, por lo cual en el transcurso de los próximos meses ejecutarán un proceso de restauración de la fachada, así como la limpieza interna de las áreas que estaban selladas, con miras a reacondicionar la edificación para un proyecto comercial que está en fase de estudio.

 

 

Para más información puede ingresar a:

Twitter: Sportbook El Coyote

Expediente AA20-C-2016-000440 del TSJ

 

 

Redacción: Luis Ricardo Pérez P.

Foto: Archivo

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