Negocios 

El Bambi Café podría resucitar gracias a una alianza «entre paisanos»

Mucho antes de que la ciudad se llenara de cafés creados a imagen y semejanza de Pinterest e Instagram, en Maracaibo existió un espacio precursor de las infusiones estimulantes, la buena pastelería y tertulias de la vida bohemia. Durante 62 años Bambi Café se constituyó en refugio de soñadores, intelectuales y hedonistas locales, hasta que el peso de la crisis económica obligó a sus dueños a cerrar en 2016. Ahora una naciente alianza comercial podría ayudar a que el negocio con nombre de cervatillo se ponga una vez más de pie.   

El arraigo hacia la tierra natal y el amor por la “dolce vita” han sido las musas que han inspirado a muchos inmigrantes italianos a transformar su añoranza en emprendimiento en suelo venezolano, así fue como en 1952 Pedro Crameri, tomó los recuerdos de su infancia en la región de Lombardía y le regaló a la capital zuliana una cafetería como las que frecuentaba con sus amigos para hablar de cine y todo aquello que hacía volar su imaginación.

Una fiebre que sube y baja

Dicen que la historia es cíclica y al parecer los negocios también, ya que el boom de los cafés que ha experimentado Maracaibo en los últimos cinco años, tuvo su primera edición en los años 20 con la creación de Café Imperial y la segunda a mediados del siglo pasado con la llegada de Bambi.

El establecimiento situado en Bella Vista (junto a la iglesia La Consolación) y bautizado en honor al éxito de taquilla de Disney de 1942, no tardó en estimular la aparición de un nuevo mercado en una ciudad que comenzaba a experimentar un renacimiento urbanístico gracias a la abundancia petrolera.

En este contexto los marabinos cultivaron el morbo de una supuesta rivalidad entre Bambi y el café Kabuki (nacido en 1953 en 5 de julio), pero la verdad es que estos dos iconos de la Maracaibo progresista, tenían un público fiel pero también una base de comensales de ocasión que disfrutaban indiscriminadamente del delicioso café, los sándwiches y los postres en su diario trajinar por la avenida 4 o la calle 77.

En los años 80’s, la familia Carli, también de origen italiano asumió las riendas de Bambi Café y le dio un nuevo empuje al negocio que se expandiría a sucursales en el bulevar 5 de Julio –donde hoy está El Budare de Juana- y en la avenida 20 con calle 71 del sector Indio Mara, pero hace dos años la tradicional cafetería apagó su letrero de bienvenida, pensando que se trataba de un adiós definitivo.

Fuentes allegadas a los Carli explicaron que la dificultad para continuar con Bambi Café se debió principalmente al encarecimiento de los alquileres de los locales (cuyos cánones se calculaban en dólares) y la disponibilidad de materias primas. Esta situación llevó a que dos de los cuatro hijos de doña Mirella Rhigi de Carli, emigraran en busca de mejores condiciones.

Paisanos solidarios

A comienzos de 2018 la familia Provenzani (dueños de supermercados NASA) adquirió la panadería Bella Vista con miras a preservar y relanzar esta institución gastronómica, pero la cosa no quedó ahí. Alfredo Provenzani, presidente de Nacional de Alimentos, S.A. encontró en este proceso la motivación para promover el rescate de otro icono culinario de la ciudad como es Bambi Café. Lazos de amistad entre las nuevas generaciones de las familias Carli y Provenzani ayudaron a tejer los puentes de una alianza que podría garantizar la reactivación de una marca ya establecida en el paladar y los corazones zulianos.

En conversaciones con TuReporte, Provenzani reveló que las conversaciones que habían iniciado hace algunos meses con uno de los hijos de Carla Carli, habían caído en un paréntesis luego de que este se mudara a España, pero contactos recientes y el interés aún latente del empresario ayudaron a retomar los nexos.

El empresario de ascendencia italiana explicó que la apuesta por el relanzamiento de las marcas emblemáticas de la ciudad no solo es parte de un deseo personal de ayudar al empresariado que sigue apostando por el país sino que es además una sana estrategia de negocios, ya que se establecen sólidas relaciones comerciales con empresas de gran arraigo en la región y cuya tradición y aceptación garantizan el éxito comercial.

Ganas de volver

Carla Carli confirmó a este medio que las conversaciones entre miembros de su familia con Provenzani, hasta el momento se habían centrado en la disposición mutua de rescatar la marca con la ayuda de panificadora y supermercados NASA como proveedores de materia prima, pero aún no han pasado a definir los detalles de la alianza para darle más concreción a la idea.

Desde el cierre de Bambi Café, Carla se había dedicado a la creación de una marca de pastas artesanales denominada “La Trattoría”, cuya procesadora se ubicaría en la sede original de Bambi en Bella Vista, la cual estaba siendo remodelada por el único hijo varo de doña Mirella para dicho fin.

Un relanzamiento de Bambi Café implicaría necesariamente la utilización de la sede original, ya que las otras dos sucursales han sido ocupadas por nuevos negocios, así que los ingredientes de este negocio parecen ir cayendo en su sitio, pero aún falta definir dónde será horneado y prender la candela para que el olor del café y las masas recién hechas con el emblema del cervatillo vuelvan a conquistar a Maracaibo.

 

Redacción: Luis Ricardo Pérez P.

Fotografía: Archivo

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