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Alcalde Casanova: la basura se “come” las calles de Maracaibo

Como parte de una escena burda en una película postapocalíptica, las calles de Maracaibo representan un caos de desechos, excrementos, comida descompuesta, moscas y gusanos, montañas que se desparraman por las calles y expiden un hedor que enferma el cuerpo y el espíritu.

Los desechos parecen “caminar” de una esquina a otra, llevados por el viento y la lluvia, en una especie de “existencia” nómada que contamina todo a su paso. La recolección “brilla por su ausencia”, aún en las zonas céntricas, donde el aseo urbano debería ejercer las llamadas “rutas diarias”, situación que deja en entredicho las promesas del actual alcalde de la ciudad, Willy Casanova.

Para Casanova el tema de la recolección de basura fue una de las banderas de su campaña electoral y uno de los flancos de su gestión que inició el pasado 18 de diciembre de 2017. El 5 de enero de 2018 manifestó que “haremos lo necesario para que en menos de 30 días tengamos una Maracaibo limpia”. Y el 18 de enero indicó que “les garantizo que en dos meses tendremos a Maracaibo saneada”. Ya cumplió su quinto mes como alcalde y la ciudad sigue ostentando el título de “la más sucia de Venezuela”.

Enferma el espíritu

La basura, más allá del impacto visual y del riesgo para la salud que representa, crea un efecto psicológico que “golpea” el ánimo de los ciudadanos. “Un entorno sucio deprime, el estar rodeados de malos olores o de desorden puede generar ansiedad al individuo. No solo es la basura de alrededor, es el desorden que lo acompaña. Esto provoca que algunas personas puedan sentirse ansiosas y otras decaídas, pero en general, estaríamos más tranquilos sin basura en el entorno”, explica la psicóloga Maritza Moreno.

La especialista insiste en el deterioro anímico del ser humano que existe en un entorno maloliente y sucio. “la gente pierde poco a poco el interés por la vida, todo le da igual, porque cuando se acostumbra a estar en medio de la basura, se convierte anímicamente en parte de ella, sobre todo si, además, se ve obligado por la necesidad a hurgar en los desechos”.

Comer de la basura es prácticamente uno de los últimos escalones en los que puede ubicarse un ser humano. Aunque parezca inofensivo, el líquido que los desechos destilan es contraproducente para la salubridad pública e individual. “Se llama lixiviado y es un compuesto dañino para el cuerpo humano. Con su concentración elevada de contaminantes orgánicos e inorgánicos que incluyen ácidos húmicos, nitrógeno amoniacal, metales pesados y sales, impacta de forma corrosiva en el estómago e intestinos, incluso puede carcomer los asfaltos más duraderos, porque contamina todo lo que está a su alrededor”.

En cenizas se convertirá

Como una opción rápida y económica para “hacer desaparecer” la basura, los ciudadanos optan por apilarla en las esquinas de las calles y quemarla, práctica que resulta del todo nociva, no solo para el medio ambiente, la salud, sino para el sistema eléctrico.

El ingeniero Miguel Lara, experto en el tema eléctrico, explica que una de las consecuencias está relacionada con la altura que las llamas alcancen. “Si el fuego es muy alto puede ocurrir una interrupción del servicio en el circuito o zona que es alimentado por ese tendido”.

Otro de los problemas es que la basura ensucia los circuitos y los contamina. “Ese hollín se pega y cuando llueve puede ocurrir un cortocircuito. Todo depende de la cantidad del tiempo con el que se le haga servicio a las instalaciones”.

Deterioro en todos los sentidos

Al hablar de una mala disposición de los desechos, lo primero que viene a la mente son los daños ambientales. Sin embargo, vivir cerca de la basura también es dañino para la salud. El problema va más allá de los olores desagradables. Males respiratorios, daños en la piel, irritación en los ojos, alergias y presencia de microorganismos que podrían transmitir enfermedades, figuran entre las posibles secuelas de no administrar adecuadamente los residuos.

Una investigación realizada en 18 comunidades de Cuba, encontró que, en poblados con un mal sistema de recolección, eran más comunes las infecciones respiratorias agudas, los parásitos intestinales, la diarrea, el dengue y la malaria.

“La basura es un medio ideal para la atracción y reproducción de microorganismos que pueden transmitir enfermedades. Aparte de moscas o cucarachas, también hay bacterias que no se ven, pero que provocan desde alergias hasta infecciones respiratorias o gastrointestinales”, explica el estudio.

El neumonólogo Elías Contreras explica que la quema de desechos genera un humo con una cantidad de sustancias químicas dañinas para el ambiente. “Así tenemos, entre otras, el monóxido de carbono, el dióxido de azufre, material particulado que produce desde reacciones alérgicas hasta cuadros más severos, como la obstrucción pulmonar y el cáncer de pulmón, pueden producirse por la contaminación del ambiente a través de la quema de basura”.

El especialista agrega que otras de las causas de la quema de basura  no son solo la falta de más camiones recolectores de basura y la mala administración de los gobiernos, sino la falta de valores de las personas, que es un tema muy recurrente en los últimos años.

La acumulación de desechos sólidos al aire libre es el ambiente propicio para que ratas, moscas y mosquitos, hongos y bacterias se desarrollen en grandes cantidades y en periodos de tiempo cortos. Como consecuencia se generan focos de infección.

Entre las principales enfermedades producidas por la acumulación de basura se encuentran las gastrointestinales como infecciones del estómago e intestinos, así como la amibiasis, cólera, diarrea y tifoidea, entre otras. El aire transporta millones de microorganismos de la basura que al ser inhalados provocan infecciones de las vías respiratorias como laringitis y faringitis. Las enfermedades micóticas también son frecuentes.

 

Redacción: Reyna Carreño Miranda

Fotografía: Archivo

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